También conocida como la “ley de la uniformidad de los híbridos de la primera generación (F1)”.
Establece que si se cruzan dos razas puras para un determinado carácter, los descendientes de la primera generación son todos iguales entre sí (tanto en el genotipo como en el fenotipo), sin embargo, prevalece un gen dominante de uno de los progenitores.
Los individuos de la primera generación filial (F1) son heterocigóticos o híbridos, pues sus genes alelos llevan información de las dos razas puras u homocigóticas: la dominante, que se manifiesta, y la recesiva, que no lo hace.
¿Cómo se llegó a esta conclusión?
El experimento de Mendel consistió en trabajar con una variedad pura de guisantes que producían semillas de color amarillo y otras que producían semillas de color verde. Al realizar un cruzamiento entre ambas plantas, el resultado era: obtener siempre semillas de color amarillo.
¿Qué sucedió en este experimento?
El polen de la planta progenitora aporta un alelo para el color de la semilla y el óvulo de la otra planta aporta el otro alelo también para el color de la semilla.
De los dos alelos, solo se manifestará el dominante (A), sin embargo, el recesivo (a) está oculto.
Otros casos para la primera ley
Se puede dar el caso, donde un gen en vez de dar origen a una herencia dominante produce es una herencia “intermedia”.
Por ejemplo, experimentando con la flor “dondiego de noche” (Mirabilis jalapa) que presenta varias tonalidades, bien sea roja o blanca, al cruzar ambos tipos de plantas se puede obtener una flor “rosa”, variando la forma en cómo se expresan los alelos.
En conclusión…
La primera ley de Mendel es la ley del gen dominante y el gen recesivo; donde el primero se manifiesta y el segundo está en una condición latente.